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Atrapado en la mente

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Mensaje por Sand Lun Oct 06, 2008 10:29 pm

-¡No puede ser! - gritó Charles al vacío
-Sí, la muerte nos persigue... y no puedes hacer nada para esquivarla- repatía amargamente un hombre de semblante extraño en cuya cabeza se vislumbraba un tocado extravante.

Despertó sobresaltado

Charles, el protagonista del sueño, era un joven de veintiisiete años, la vida del caul habñia dado un giro radical desde un accidente de moto sufrido hacía ya cuatro años.
El chico viajaba en aquella ocasión con una joven de extraordinaria belleza, que lamentablemente había fallecido en el accidente, el motivo: una noche de alcohol sin control...
Cuando llegaron al hospital, ya no había remedio posible y el cuerpo de vida de Christine yacía inerte cual flor seccionada de la vida.
Este hecho le había conmocionado profundamente. En la época anterior, era un joven vivaracho de mirada profunda y alegre; ahora, esta misma mirada reflejaba vacío y desesperación.
Desde aquel fatídico día, Charles no había vuelto a sonreir, ni tampoco a salir a la calle, y la simple mención de una motocicleta lo perturbaba profundamente: tenía pánico, fobia, terror... y a su vez se sentía despreciable por haber permitido que su novia falleciera de aquel modo que tantas veces había intentado evitar su madre con sus consejos.
...
En mitad de la noche, Charles se despertaba con freuencia, hcía ya mucho que su mente no descansaba tranquila y su conciencia, todavía menos. Las pesadillas invadían su sueño y siempre eran preturbadoras.
Aquella noche, había vuelto a aparecer aquel hombre extravagante que le predecía la muerte. En otros tiempos, su importancia habria sido ínfima, pero ahora lo tenía obsesionado, buscaba ese rostro en la sociedad.
Charles pedía colaboración a su familia, demandándoles fotografías de hombres con gabardina gris como la de sus recuerdos, pero eran tantos que su objetivo se vió truncado desde el comienzo.

Su aspecto era lúgubre, cabello enmarañado, oscuro y canoso simultáneamente, ojeras pronunciadas en torno de unos sombríos ojos... y su indumentaria, tampoco era muy atractiva, camisas y pantalones raídos, zapatos de suela desgastada...

Nada importaba, sentía que solo el encuentro con aquel hombre libraría su alma de esa aflicción en la que se hallaba sumida y que se sumaba a la que le producía la muerte de su amada.
Los días pasaban y, su cuerpo y mente se iban deteriorando. Aquel extraño suceso se entrometía cada vez con más frecuencia en su mente, ya no sólo en sus sueños. Esta situación le preocupaba, pero evitaba comentarla con su madre, que le visitaba cada mañana, porque ya era suficiente verla sufrir por su degradación externa.
Charles demando entonces conexión a Interney y desde allí fue buscando a escala global el rostro de aquel ser humano que ya comenzaba a formar parte de su vida cotidiana.
Pronto, aquella pequeña habitación expandió sus fronteras, pero el estado del protagonista estaba empeorando y su búsqueda resultaba infructuosa.

Todo fue así hasta que un día se planteó una cuestión, ¿por qué no trataba de dibujar al enigmático hombre mediante sus propios recuerdos?
El proceso fue duro, el trazado...costoso, pero poco a poco, una silueta fue tomendo forma: una tosca nariz, unos labios finos, unos ojos ... que no lograba recordar y, así hasta el cabello, oscuro y alborotado... culminado por un sombrero indescriptible.
Pero... ¡al fin lo logró!. Quedó contento con el resultado, por fin había plasmado aquellas facciones que tanto le perturbaban.
Se encontraba en este estado de satisfacción (inusual tras tanto tiempo) cuando llegó su madre e hizo un comentario al respecto de su obra:

- Me alegra que hayas decidido quitarte esa obsesión y dedicarte al dibujo, por cierto, ¡precioso autorretrato!

El mundo se le fue a los pies e irrumpió en un silencioso llanto.

¡Era él!, tan sólo él era el causante de sus propias pesadillas y... comprendió:
Aquel recuerdo hacía referencia a la noche de la muerte de Christine, su cabeza se coronaba de un vendaje que cubría las heridas craneales producidas en el accidente y las palabras las había pronunciado él mismo, ya que meses antes su padre había fallecido de un infarto de miocardio.
Todos estos recuerdos se habían esfumado de su memoria, pero ahora retornaban con tu consecuente dolor a cuestas.

Así que había estado librando una batalla contra su propia persona y, lamentablemente, la había perdido.
Tras estas reflexiones, Charles, desfallecido después de su búsqueda y una vez desaparecido el motor de su existencia, cayó en un profundo coma.

Su madre permaneció a su lado diecisiete largos días que incluían diecisiete noches en vela, atenta a cada vibración de su frágil cuerpo; hasta que el dieciochoavo día y una vez gastadas las escasas energías que quebaban en el debilitado Charles, falleció.

EPÍLOGO
Dejó a una desconsolada madre sin ánimo para seguir luchando por la vida, pero al menos se reencontró con su desaparecida novia y su conciencia quedó liberada del peso de la culpa, poque durante estos años había estado "atrapado en la mente".

FIN
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